Espacio

En unos 6.000 millones de años, el Sol habrá alcanzado el final de su ciclo vital y, para entonces, se habrá convertido en una gigante roja, que es el paso previo a la formación de una nebulosa planetaria. Y la nebulosa del Anillo nos permite hacernos una idea de cómo será esa transformación.

En marzo de 1963, Maarten Schmidt anunciaba que la fuente brillante 3C273 tenía un corrimiento al rojo de 0,158 y que se encontraba a 2.400 millones de años luz de nosotros. Su espectro no era el de una estrella normal, con un muy intenso brillo a tanta distancia. Así terminaba la infancia de la astrofísica y se iniciaba el estudio del Universo distante, la pujanza de un Cosmos en evolución desde el Big Bang.

En 1996, la NASA anunciaba que el meteorito ALH 84001, cuyos análisis indicaban que procedía de Marte, mostraba síntomas de tener en su interior rasgos de una posible forma de vida microscópica fósil. Tan formidable descubrimiento fue acompañado por una gran polémica, e incluso ahora no es aún posible asegurar si ello es cierto o si estamos simplemente ante un caso de contaminación terrestre.