Espacio

Número 97 / Enero 2013

Hielo en Mercurio. Viaje a las estrellas: ¿Cuánto tardaríamos? Un año en la ISS: La misión más larga de la historia. Espacio profundo: Las elípticas. Vía Láctea: La clave está en los asteroides. Probamos: Telescopio Celestron Astromaster 90.
Espacio 97
Artículos destacados
Sistema Solar
Hielo en el infierno
El agua es uno de los componentes básicos rastreados en el mundo interplanetario por su relación con el desarrollo de la vida. Junto a la química del carbono, el agua es el elemento más buscado en otros planetas; sin embargo, nunca fue la prioridad de las misiones que han observado Mercurio, donde la cercanía al Sol impediría encontrar algo más que rocas recalentadas.
Carrera espacial
Un año en el espacio
El estadounidense Scott Kelly y el ruso Mikhail Kornienko serán los primeros tripulantes de la ISS que pasarán un año completo en la estación. Esta misión extendida intentará aumentar los conocimientos sobre la respuesta del cuerpo humano en ingravidez prolongada.
Vía Láctea
La clave está en los asteroides
Un cinturón de asteroides puede ser determinante para que algunos planetas extrasolares puedan tener las condiciones para albergar vida, pero sólo si se encuentra situado en la ubicación adecuada.
Espacio profundo
Las elípticas
Al hablar de galaxias, es bastante común que pensemos en las que son del tipo de la Vía Láctea, espirales con un núcleo central del que salen varios brazos. Sin embargo, algunas de las más grandes, y con pasados más peculiares, son galaxias elípticas.
... y también en este número
Teorías imposibles: Un viaje de miles de años
Algunas de las historias más clásicas de la ciencia ficción son las que cuentan los viajes a otras galaxias, otros sistemas planetarios, otras estrellas. Los métodos de propulsión que emplean esas naves ficticias no son reales, ¿pero se podría hacer un viaje así con la tecnología disponible actualmente?
El nuevo Landsat
No han sido muchas las misiones espaciales capaces de revolucionar por sí solas un campo científico. La observación de la superficie de la Tierra, en la década posterior al primer Sputnik, se había limitado a las tareas de reconocimiento militares y a la meteorología. Pero esa atalaya que es la órbita terrestre guardaba aún muchas sorpresas.