Caza Mayor

Junio, al menos en lo que supone de despedida de la primavera, se ha comportado como un mes veraniego en toda regla y ha dado continuidad a unos meses de abril y mayo dominados por las altas temperaturas, las lluvias en forma de tormentas aisladas y una sequía que ha desembocado en una muy mala cosecha de diferentes cultivos y en unos campos agostados desde semanas atrás. También ha sido junio un mes muy cochinero, por lo que tiene de arranque de las esperas nocturnas estivales, aunque serán las de julio las noches en las que se produzca el auténtico desembarco de aficionados a esta modalidad, por eso a continuación, al hilo del calendario, les hemos recopilado unos consejos, apuntes, pinceladas o trucos de tres consumados esperistas, dos de ellos en activo (José María Sánchez y José Miguel Risueño) y uno que por desgracia nos dijo adiós hace unos años precisamente mientras practicaba un aguardo de jabalíes (Alfredo Martín González).

Ya he escrito varias veces en esta misma revista sobre el celo del corzo y cómo cazar en este periodo, por lo que podría resultar repetitivo contar de nuevo las cosas ya dichas a pesar de que siempre viene bien un recuerdo. Me voy, pues, a centrar en las cosas y casos raros que tiene el celo para que podamos aprovecharnos un poco más de esta forma de caza cada vez más extendida en nuestro país. De entrada, ya es posible dedicarse a esta caza de final de julio en la mayoría de las comunidades autónomas y salvo alguna reaccionaria al cambio, quien no caza en celo es porque no quiere.