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Un reto impensable hace apenas un año. Después de estar durante más de siete meses apartado de la competición, Rafa Nadal recuperó la primera plaza del ranking para asegurar durante el ATP World Tour Finals que acabaría 2013 como la mejor raqueta del planeta, por tercera vez. Su temporada ha sido perfecta, tras alcanzar 14 finales en 17 torneos disputados, levantar diez títulos y apuntarse el 92% de lo que ha jugado. Nadal es el rey del mundo.

Destronado y eclipsado por un astro, el serbio entregó el número uno de la ATP para toda la temporada, pero no estaba dispuesto a hacer lo mismo con su orgullo. Después de que Nadal le arrancara el cetro mundial, Djokovic se hizo más fuerte. Completó un final de temporada perfecto con más de veinte triunfos consecutivos, repartidos entre Pekín, Shanghai, París y Londres. Nole cuajó un último tramo de año de maestro.

El alicantino, que escribió en 2012 la mejor temporada de su carrera, rebasó este curso dos fronteras inalcanzables tiempo atrás: tras lograr en Roland Garros la primera final de Grand Slam de su vida, donde cedió con Nadal, el español terminó la temporada como número tres del mundo, a la estela del mallorquín y Djokovic, los dos mejores jugadores del planeta. Para Ferrer, de 31 años, fue un logro descomunal.