Perros de Caza

Resulta frecuente porque el campo a menudo lo requiere a lo largo de cada jornada de caza. Lo que ocurre es que posiblemente muchos lo interpretamos de manera equivocada. Me refiero a cuando nuestro perro de caza amplía la búsqueda intentando abarcar más cazadero para detectar rastros o emanaciones. Es algo que viene de la mano de llevar un buen rato sin contactar con la caza, por lo que el perro recurre a esta dinámica para contrarrestar la escasa presencia de piezas con las que provocar el lance. Dicho así tiene sentido, ¿verdad?, pero, ¿reaccionamos bien cuando nuestro perro amplía la búsqueda, o lo interpretamos una y otra vez como que “se va largo” y lo castigamos? En esencia, ¿es un defecto o una virtud la ampliación de la búsqueda? Amigos, se abre el debate...

Entre los perros de muestra continentales se encuadran, sin lugar a dudas, algunas de las castas caninas con más futuro de la cinofilia cinegética. Basta con enumerar sus razas más representativas para entender su alcance mundial: braco alemán, drahthaar, weimaraner, braco italiano, braco húngaro, perdiguero portugués, spinone, los españoles perdiguero de Burgos y pachón de Navarra y la impresionante familia de los epagneuls franceses. Un batallón de perros de primera clase que, tanto en la caza como en la competición, ha probado su valía en todo tiempo y circunstancia.

En la época del año en la que nos encontramos, el trabajo con los perros de caza en general se ve mermado por varias razones. En principio las perdices están criando y molestarlas con los perros será contraproducente. En segundo lugar, el cereal está muy alto y los campos secos y llenos de abrojos que en ciertas razas hacen imposible poder desprenderse de ellos. A estos aspectos hay que añadir que las temperaturas suben y debemos tener cuidado con los golpes de calor y el tiempo de exposición al ejercicio.